28 de noviembre de 2012

Isabel, la serie.

Imagen de Isabel, la serie. De izquierda a derecha vemos a Pacheco, Gonzalo, Cardenal Carillo, Isabel, Fernando, Enrique IV y Juana de Portugal. 

Hacía tiempo que quería escribir sobre esta serie, sin embargo estaba esperando a que llegara su fin y parece que ya la semana que viene es el último capítulo de la primera temporada (pues según leo en el blog de vayatele, Isabel tendrá segunda temporada). Desde el primer momento me mostré entusiasmada por este nuevo proyecto que presentaba Televisión Española, había estado viendo como esta cadena se estaba convirtiendo en un referente de series españolas -al menos estaba intentando serlo- con algunas series que aunque no destacaran por sus grandísimos medios, si que mostraban buenas intenciones, hablo de series como Águila Roja -de la que me reafirmo como fiel seguidora aunque deje mucho que desear históricamente-, La República, La Señora, Gran Reserva o la serie de sobremesa Amar en Tiempos Revueltos -la cual que visto una única temporada, la segunda-. Sin duda alguna, TVE estaba apostando por la historia para hacer series de calidad que se salieran un poco de la temática actual de las series españolas, donde estacaban las de temas policiacos (El comisario, Los hombres de Paco, etc) o las tontunas comedias que tanto gusta al españolito de a pie (Aida, Lo que se avecina, El culo al aire, etc.).

Otro motivo por la que me mostraba entusiasmada es porque desde que leí la biografía que sobre Isabel había escrito el gran historiador Manuel Fernández Álvarez, siempre pensé que había un buen material tanto como para una serie como para una película, y si los ingleses lo habían hecho con su reina por excelencia: Elizabeth I, nosotros los españoles también deberíamos hacerlo con la que había sido una de las mejores reinas de nuestra historia: Isabel la Católica. Con lo cual esta serie respondía, más o menos, a mis deseos...

Mi personal valoración, después de visualizar toda la serie, es que en general se ha hecho un buen trabajo. Se ha respetado la Historia pues yo, que tan maniática soy con estos temas, no dudé en volver a recurrir a la biografía de Isabel de Fernández Álvarez para hacer comparaciones y en líneas generales se ha respetado. Esto no quiere decir que no se hayan añadido cosas que nada tienen que ver con la historia, como el enamoramiento del personaje de Gonzalo que para nada ocurrió, pero hay que tener en cuenta que tratamos con una serie y que determinadas libertades son admitidas, eso sí, sin confundir libertades con libertinajes como en ocasiones ocurre. Y la verdad es que la serie explica de manera clara la lucha que llevó a cabo Isabel por llegar a ser reina, el ascenso de una princesa secundaria a toda una reina de Castilla, añadiendo alguna que otra trama secundaria. Otra cosa que también me gusta es que la serie no es una españolada, es decir, que no se hace uso de un desnudo excesivo -aunque sí que haya escenas de sexo- e innecesario como si ha ocurrido en otras ocasiones, e incluso, en series extranjeras. Las escenas de sexo son en su mayoría justificada. Y no quiero pecar de puritana, pero en ocasiones la mayor parte de las escenas de sexo en películas y series españolas son a menudo innecesarias... 

En cuanto a la ambientación, me temo que es en esto donde más se puede apreciar la falta de medios de la televisión española en comparación con otras cadenas internacionales tales como la BBC o la HBO o incluso la cadena STARK que llevó a la televisión la novela de Ken Follet. Algunos escenarios son repetidos, y a veces se usa la misma habitación para todo (tal y como ocurre en Águila Roja, donde el palacio de la Marquesa solo posee una única habitación, eso sí con cambios de muebles y demás para intentar despistar al espectador...), aunque sí que cuenta con un magnífico vestuario y un gran trabajo de maquillaje y algunos exteriores son espectaculares. Asimismo, en la interpretación hay algunos actores que destacan muchísimo más que otros. Personalmente hay trabajos magníficos como el de Ginés García Millán haciendo de Pacheco, Pablo Derqui haciendo de Enrique IV, Ramón Madaula como Chacón y el magnífico Rodolfo Sancho como Fernando de Aragón -he de confesar que no soy 100% objetiva pues este hombre me encanta-; Michelle Jenner, sin embargo, me deja un poco fría en su interpretación, también es verdad que si tengo que pensar en una buena actriz para interpretar a Isabel no se me viene ninguna a la mente, pero no está haciendo un mal trabajo del todo. En cuanto a actores patéticos están sin duda William Miller como Beltrán de la Cueva, el cual tuvo un minuto de gloria y fue totalmente vergonzoso así como Victor Elías como Alfonso, hermano de Isabel. Pero en general, las actuaciones son bastante buenas sobre todo a esta altura de la serie donde los mencionado actores ya no tienen papel alguno....

En cuanto al desarrollo, al principio la serie se desarrolló muy lentamente -demasiado para mi gusto-, no obstante ahora en el final de temporada veo cierta precipitación y no sé en qué punto de la historia va a terminar concretamente. Sin duda alguna, los guionistas han sabido mostrar de manera clara y simple el ascenso de esa princesa de Castilla de la que nada se esperaba pero que consiguió ser reina. Se han centrado en un momento muy interesante de su vida, al menos la que más me gusta y han sabido plasmarla maravillosamente en pantalla. Obviamente, muchos historiadores así como aficionados a la Historia habrán visto muchos fallos, pero tal y como digo siempre, cuando me acerco a una serie histórica o película intento no ser tan exigente, al fin y al cabo estamos viendo algo que está dirigido a todo el público y no tiene como objetivo educar sino a entretener y mientras no se falsee la Historia al 100% -como si ocurre en la espectacular pero bochornosa Troya-, yo me doy más que satisfecha así que recomiendo que se acerquen a Isabel, no con ojos excesivamente críticos sino con mente abierta y valorando el gran intento de TVE por hacer series de calidad. 


23 de noviembre de 2012

Nueva Revista Ubi Sunt?

Portada de la revisya nº 27 de Ubi Sunt?

Esta semana ha tenido lugar la presentación de una nueva revista Ubi Sunt?, concretamente la nº27. Es un número de la que nos sentimos especialmente orgulloso, pues a pesar de la situación actual seguimos contando con el apoyo suficiente para seguir adelante con nuestros proyectos culturales como el de publicar una revista anualmente y organizar congresos, a lo que se añade este año el Ciclo de Jóvenes Investigadores.

La coordinación de esta revista a corrido a cargo de Ana Martínez y Santiago Moreno y su dossier va dedicado a la figura de Ramón J. Sender, del que podréis encontrar interesantes artículo en el interior. Como siempre la revista cuenta con la sección de miscelánea, reseñas bibliográficas, ludoteca, gaditanía y un relato. Para adquirirla solo debéis ir a una de las muchas librerías de Cádiz, o bien en algunas de la provincia o mandar un correo a la asociación: ubisunt2000@yahoo.es. Por cierto, para tener acceso a lo que organizamos en ella basta con que os acerquéis al blog cuya dirección podréis encontrar en la columna de la derecha de mi blog. 

22 de noviembre de 2012

John Byron, el abuelo desconocido de Lord Byron.

Grabado ilustrativo de la obra de John Byron donde podemos verlo a él ofreciéndole una galleta a una mujer patagona y su hijo. Este tipo de ilustración sería muy repetida en esta época. 


Seguro que muchos de los que se acercan a este humilde blog conocen, al menos de oídas, al poeta inglés Lord Byron. Sin embargo, muy pocos sabrán que Lord Byron fue el nieto de John Byron. Éste fue un vicealmirante inglés nacido en 1723, que se hizo especialmente conocido cuando sobrevivió al naufragio del HMS Wager, una fragata capitaneada por George Anson que naufragó al poco de atravesar el Estrecho de Magallanes. Sin embargo, John Byron conseguriá ser especialmente aclamado por su viaje alrededor del mundo al mando de HMS Dolphin, siendo ésta la primera expedición científica financiada por la corona inglesa y siendo además la primera circunnavegación que se realizaba en menos de dos años. 

El objetivo de Byron, cuando partió de Plymouth en 1764, era el reconocimiento de las Falkland (Islas Malvinas) con el fin de de encontrar un buen emplazamiento para establecer una base. Sin embargo, estos objetivos nunca quedaron claros y al final se supo que la corona inglesa, el objetivo con el que financió esta expedición era el de conquistar las Islas Malvinas algo que ya estaba llevando a cabo la corona francesa cuando Antoine de Bouganville conquistó Port St Louis en 1764. Esta lucha entre ingleses y franceses por las Malvinas hizo que la corona española reclamara lo que por ley era suyo, pues según las bulas pontificias del 1493 solo la corona española podía controlar América del sur con excepción de Brasil. Y aunque el conflicto terminó pronto con los franceses cuando éstos les entrgaron a la corona española la colona de Port St. Louis, lo cierto es que no pasó lo mismo con los ingleses y no tardó en estallar la guerra. 

Sin embargo, no es esto lo que más me interesa de John Byron. Yo, como buena interesada en bichos y monstruos, me topé con algo interesante en su obra: Viaje al rededor del mundo hecho en 1764, 65 y 67 a bordo del navío Delfín. En ella, el vicealmirante cuenta que buscado la isla de Pepys (Isla fantasma ubicada a 230 millas al norte de las Islas Malvinas, reportada por primera vez por el pirata británico Ambrose Cowley.) acabó navegando por la "costa de los patagones" donde desembarcó en la Bahía del cabo de las vírgenes. La existencia de humo en la costa, según cuenta el mismo, le llevó a querer explorar más encontrándose así con unos quinientos hombres "de una estatura gigantesca y parecía que realizaba los cuentos de monstruos de figura humana…”. ¿Quienes eran estos seres gigantescos? No cabe duda, la leyenda de los Patagones (Seres que habitaban el sur de la Patagonia y que según cuentan los primeros cronistas, en especial, Antonio Pigafetta quien relató el viaje de Magallanes al estrecho homónimo, eran de una altura extraordinaria, gigantesca) volvía a resucitar en Europa. Una leyenda que había decaído con los tiempos y con la multitud de testimonios en contra de la leyenda que iban apareciendo.

Byron no sólo resucita la leyenda, sino que en sus textos muestra admiración por estos seres de altura extraordinaria y habla sobre ellos con el romanticismo de la época. Así para resaltar la estatura de los mismos dirá: “Este oficial, que tenía seis pies, parecía, por decirlo así, un pigmeo al lado de estos gigantes…”.