22 de mayo de 2010

Tres actitudes hacia el hermafroditismo.

Al igual que ocurría con los cambios de sexos, el hermafroditismo también era un tema central en numerosos tratados de la Edad Moderna. Dentro de esos tratados se puede distinguir tres actitudes o tres acercamientos al hermafroditismo.
Biológico: El acercamiento hacia el hermafroditismo desde un punto de vista biológico, se basa en la idea de que desde el pensamiento griego hasta vísperas de la Ilustración solo se admitia la existencia de un sólo sexo: el masculino, que admitía diferentes grados de perfección siendo el más perfecto el masculino y el más imperfecto el femenino y entremedio existía toda una serie de sexos intermediarios. De esta manera en la Europa preilustrada no existía un verdadero sexo y el hermafroditismo no era una anomalía, la medicina lo admitía como una posibilidad biológica, aunque luego las convenciones sociales obligaran a decantarse por un sexo u otro bajo el juramente de permanecer en él por el resto de la vida. Es lo que se denomina la "experiencia del intermediario".
Prodigium: Esta actitud consideraba al hermafrodita como un ser monstruoso cargado de presagios negativos. Vinculaba al hermafrodita con la sodomía, por ello, en ocasiones, el nacimiento de un hermafrodita era el castigo divino ante una relación carnal viciosamenre realizado.
Miraculus: Esta actitud, opuesta a la anterior, consideraba al hermafrodita como una conciliación entre ambos sexos. Es una actitud que proviene de la Antigüedad y que estuvo muy ligada a la tradición mística y esotérica que se remonta al hermetismo y que llegó hasta el Renacimiento. El hermarodita suponia la unión de los contrarios.
Fuente:
Moreno Mengíbar, Andrés; Vázquez, F.: "Hermafroditas y cambios de sexos en la España Moderna", Monstruos y seres imaginarios en la Biblioteca Nacional, Madrid, Algete, 2000.

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